Not a Drop to Drink de Mindy McGinnis,
y me animé a colaborar aunque yo no tengo nivel para leer en inglés.Publica: Katherine Tegen Books / Simon & Schuster UK
Arrepentirse era para gente sin nada que defender, personas que no tenían agua.
Lynn conoce todas las amenazas a su estanque: la sequía, un invierno sin nieve, coyotes y, lo más importante, personas en busca de un trago. Ella se asegura de que cualquiera que se acerque al estanque se quede sediento, o no se vaya en absoluto.
Confiada de sus propias habilidades, Lynn no tiene ninguna utilidad para el mundo más allá de los campos y bosques cercanos. Tener una vida significa dedicarse a la supervivencia y el trabajo constante de recoger leña y agua. Tener un estanque requiere la fortaleza para protegerlo, algo que Madre le enseñó bien durante sus horas de silencio en la azotea, rifles en la mano.
Pero volutas de humo en el horizonte significan una cosa: extraños. Las misteriosas huellas junto al estanque, amenazas nocturnas, y disparos dejan bien claro que Lynn tiene exactamente lo que quieren, y no van a parar hasta que lo consigan....
Con lenguaje evocativo, fluido, e increíble drama, peligro y romance, el debut de la autora Mindy McGinnis presenta el viaje de una chica en un mundo estéril que no es tan diferente al nuestro.
Al final de esta entrada podréis ver el calendario del tour con todos los participantes:
http://theunofficialaddictionbookfanclub.blogspot.com/2013/09/the-fantastic-flying-book-club-not-drop.htmlEXTRACTO DEL LIBRO:
Lynn acortó por el patio lleno de largas hierbas hasta la oxidada antena en el lado de la casa, ignorando los cardos que se enganchaban en sus tejanos a medida que pasaba. Estaba cubierta en una fina capa de sudor para cuando había subido al tejado. Se limpió unos gotas de los ojos y se dejó caer sobre las tejas al lado de Madre.
"Un día cálido."
"Bueno para purificar," Madre dijo ociosamente, su ojo aún cerca del alcance de la pistola. Lynn se quitó la correo del rifle del hombro, acercándose la pistola para ver lo que Madre estaba mirando.
"No hay humo esta mañana," ella dijo. "Tu crees-"
Un persistente zumbido cortó el aire. Todos sus músculos se tensaron, pero años de manejar pistolas le prevenía a Lynn de sacudir el gatillo. "Qué es eso?"
La fina línea que era la boca de Madre se volvió hacia abajo. "Es Stebbs," dijo ella. "Tiene un cortador de madera."
Lynn volvió a mirar por el alcance al sureste donde podía ver a su único vecino, su oscura silueta casi discernible del borde del bosque.
La voz de Madre era dura, a juego con la forma de su boca. "Te está molestando tu pierna cada vez más a medida que te haces mayor? Hasta cuándo has tenido que esperar para averiguar eso?" ella pregunto, y Lynn supo que las preguntas no iban dirigidas a ella.
"Un cortador de madera," Lynn repitió, finalmente alejando la atención de Madre de Stebbs. "Qué hace?"
"Corta madera."
Lynn cambió su rifle por los binoculares para tener una mejor vista de Stebbs y su cortador de madera, mirando como colocaba un enorme tronco en él. El cortador lo redujo hasta la mitad, en segundos. "Parece apropiado," dijo ella.
"Estoy segura de que sí. También trabaja con gasolina. Que no es algo fácil de encontrar."
"Tenemos el tanque." Lynn hizo un gestó hacia el tanque de metal que había dentro del granero, completamente oscurecido por los enebros.
"Eso es para emergencias."
"Emergencias." Lynn reiteró. "Qué haría que utilizases la gasolina?"
"La camioneta." madre no la miró al contestar. "Para ir al sud."
"Yo no iría," Lynn dijo, con los puños instintivamente apretados contra un miedo desconocido sobre las cosas que no había visto. "No me marcharé."
Era una vieja discusión que llegaba cada año con el otoño: seguir con su fuente de agua a través de los fríos meses que estaban por venir, o dirigirse al sur a unos climas más cálidos y confiar de que el agua bebible se podría encontrar allí, sin vigilancia, sin nadie que la reclamara. Para Lynn no era nunca una pregunta. Ella sabía donde las moras silvestres crecían en la primavera, qué orilla del estanque preferían los peces hacer sus camas para el desove. Ella escuchaba las canciones de las ranas en las tardes y sentía una fiero orgullo de poder escuchar un sonido tan raro en su mundo, y que sus balas ayudaran a mantener el estanque a salvo. Sus pies estaban confiados en la pendiente del tejado de manera que ellos no estuvieran nunca en la superficie plana de una camino sin fin.
"Recoger madera es mucho trabajo, cortar aún más," Madre dijo. " Vamos incluso a unas ciento de millas al sur y no moriremos de frío en los inviernos."
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